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OUAT: Hechizo de tres noches: capitulo 3

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DISCLAIMER: ninguno de los personajes ni la serie me pertenece. Rumplestiltskin x Belle. NO contiene escenas fuertes (pero Rumplestiltskin no puede asegurarles lo mismo en capítulos posteriores, dearies).


"Three night spell: Hechizo de tres noches"

Capítulo 3

Desde que había llegado al castillo, Belle había demostrado ser inteligente, obediente e inclusive complaciente. Se convirtió inmediatamente en un elemento importante para el funcionamiento interno del castillo, y Rumplestiltskin sabía que podía dejarle a cargo de lo que necesitara. Todas las tareas las realizaba pulcramente, torpemente al principio, pero Rumplestiltskin se admiraba de su tenacidad para arreglárselas sola con las tareas que no tenía conocimiento. Sin embargo, era caprichosa y decidida. Eran los pocos defectos que había logrado encontrar en ella. Solía hacer las cosas por su cuenta y de acuerdo a sus criterios ¿Cuántas veces lo había sermoneado sobre sus repulsivas y perversas acciones? Ella nunca lo entendería, así como él no entendía cómo no podía cansarse de insistirle sobre cambiar su forma de ser.

Y ahí la había encontrado. Dormida, en el recinto principal, con la luz de la luna acariciándole el rostro, haciéndolo honor a su nombre. Tan bella. Había intentado despertarla la primera vez, pero confiado en que se despertaría pronto por ella misma, se limitó a ponerle una manta encima. Recordó su mirada cuando por fin despertó. Esos ojos azules, inteligentes, que lograban ver a través de él y sus acciones. Por ese motivo le había costado por lo menos tres intentos lograr despertarla. Porque sabía que se daría cuenta que lo hacía por ella. Nada le impedía dejarla ahí, a la intemperie de la fría noche. Si se enfermaba podía curarla con magia. No necesitaba mover un solo dedo por ella. Sin embargo, ahí estaba. Buscando excusas tontas para mantener la apariencia de control sobre ella, cuando la realidad era todo lo contrario. En el fondo, a Rumplestiltskin le gustaba su forma tan libre y natural de ser. Y que no importaba cuántas barreras y reglas lograba imponer, siempre se abría paso.

"Es un hechizo de amor… y acaba de ponerse en marcha." 

Su poder de clarividencia se puso en macha. Las imágenes del pasado desnudaron la verdad de sus acciones, conforme seguían la línea del tiempo, llevándole a través de sus recuerdos del pasado, hacia el futuro. Ante sus ojos aparecieron nuevas escenas, absurdas, incoherentes… y seductoras. Dedos entrelazados, besos apasionados y las piernas de ambos entrecruzados al borde de la cama. En su mente se abrieron fantasías y deseos que había olvidado percibir a través de los años, enterrándolos en el fondo de su ser. Él ya no era humano. Y pensó que había enterrado no sólo su corazón, si no también esa parte de hombre con él.

-¿Te encuentras bien? –Belle interrumpió sus pensamientos, regresándole al presente. Rumplestiltskin levantó sus ojos hacia ella. Teniéndola allí enfrente, por un momento, la idea que le había presentado en el futuro no parecía tan irreal. Se obligó a sí mismo a desechar la absurda idea. Tonterías…

-Estoy bien. –Se limitó a contestar, desviando la vista fuera de ella. Tenía que recobrar la compostura y evitar que el hechizo surtiera efecto. Y encontrar al culpable de lo sucedido para castigarlo.

-Pareces aturdido. ¿Seguro que no es una clase de error? –Rumplestiltskin la calló con la mirada, dejando en claro que sabía de lo que hablaba. Por un momento sospechó de ella ¿Cómo podía estar seguro que no había sido plan suyo? La tomó bruscamente de la barbilla, haciendo que lo mirara directo a los ojos. Observó sus ojos azules, pero no encontró la mirada suspicaz e inteligente de cuando ella sabía algo. En contraste su mirada reflejaba sincera preocupación. Era inocente.

-Muéstrame el pergamino donde dices te dejé mis órdenes por escrito. –Su amo le ordenó a lo que Belle obedeció entregándole el pedazo de cuero. Rumplestiltskin lo reconoció al instante. Se lo había entregado a una persona hacía tiempo. Regina. Una de las venas de la sien comenzó a palpitarle. ¿Cómo pudo haber sido tan estúpido y dejarse engañar tan fácilmente? Sabía que la reina podía ver todo a través de los espejos. Por eso había tapado todos los espejos dentro de la mansión, dejando únicamente el de su habitación descubierto y bajo un hechizo protector que impedía que lo viera a él a través del espejo. Pero podía ver a Belle. ¿Cómo había podido dejar pasarlo por alto? Bien, se suponía que Belle nunca debía entrar a su habitación. Hasta este momento. Se dirigió enojado al espejo, a punto de romperlo con el primer objeto que encontrase en la habitación, pero algo lo detuvo en seco.

-¡Espera! –Belle lo detuvo tomándole del brazo, pero Rumplestiltskin llevaba demasiado impulso, haciendo que ambos giraran. Los pies de Belle se tropezaron con los de él, haciendo que ambos cayeran sobre la suave cama que se encontraba detrás de ellos.

Rumplestiltskin logró detener su propia caída en un rápido reflejo, evitando dejar caer su peso sobre ella. Pero no lo suficiente como para imponer distancia entre sus cuerpos. El rostro de Belle se encontraba a escasos centímetros del suyo, logrando percibir su respiración y aroma a flores silvestres. Su cuerpo se encontraba prisionero debajo del de él, sintiendo cómo sus pechos le rozaban cada vez que subían y ascendían debido a la respiración agitada de Belle. Un extraño calor lo inundó ¿Cuánto tiempo había pasado desde que había sentido la calidez del cuerpo de una mujer debajo del suyo? Sus labios, rojos y carnosos, suplicaron su atención. Sin pensarlo, su rostro bajó, rozando ligeramente sus labios con los suyos, deteniéndose antes de culminar el beso. O siquiera empezarlo.

-El hechizo… - Rumplestiltskin logró mencionar en apenas un susurro, trayendo consigo un hilo de lucidez a su mente. Cerró sus ojos, obligándose a deshacerse de la escena e incorporarse. Belle tardó en reaccionar, pero él ni se percató. En cuánto se levantó, él había dado media vuelta, dándole la espalda. Un silencio incómodo se hizo dentro de la habitación. Belle notó cómo su amo empezó a deambular la mirada por la habitación, inquieto, pero evitando en todo momento hacer contacto visual con ella. Se detuvo frente al espejo. Seguramente su majestad había presenciado toda la escena y estaría regodeándose. Esta vez, sin pensarlo, rompió el espejo con el puño. Belle observó, aturdida por el ruido del cristal al caer sobre la habitación. Finalmente, se decidió a hablar.

-¿De qué trata exactamente este hechizo?

Rumplestiltskin intentó verla, pero solo se atrevió a hacerlo de reojo. Notó cómo se encontraba sentada sobre su cama, acariciando las cobijas, tratando de estirarlas a su posición original mientras lo hacía. Niña tonta, ¿no sabía que ese inocente gesto representaba una insinuante invitación? No era su cama. Otra doncella tras el incómodo incidente se habría retirado inmediatamente de la habitación. ¿Por qué seguía ella ahí? Por más inocente que fuera, él había dejado en claro sus intenciones en ese incidente.

-Supongo… que ya deberías haberte dado una idea a estas alturas. –se limitó a contestarle, reservándose los vergonzosos detalles del hechizo. Estaba claro que él era el afectado y no ella. ¿Cómo iba a decirle que más que un hechizo de amor, se trataba de un hechizo para procurar encuentros pasionales entre los amantes? ¿Que aparecería sobre su cama a medianoche para consumar el deseo que sentía sobre ella? Si bien, era cierto, tenía que existir verdadero deseo hacia una persona para que el hechizo surtiera efecto, estaba seguro era algo unilateral. Ella jamás lo desearía. Un breve dolor cruzó por su pecho al pensar en la triste, pero fría verdad.

-Puedes decírmelo. Fue mi culpa… debe haber algo que pueda hacer. –La mirada de súplica y arrepentimiento era real. Belle había logrado percibir su tristeza, su dolor, su sufrimiento… conforme lo iba conociendo, notaba como la soledad se cernía sobre él como una pesada carga para su ser. Y ahora, no solo había notado la soledad en su vida, sino en su corazón. El deseo de compañía, de una amante. Un dolor que había mantenido oculto, y que ahora había sacado a la luz. Por culpa del hechizo. Por su culpa.

-Desafortunadamente, no hay nada que puedas hacer al respecto –Rumplestiltskin contestó con su típico acento burlón, atreviéndose a verla a los ojos nuevamente tras la máscara de autocontrol que dicho tono de voz representaba. Aunque en el fondo, se encontraba más desorientado y perdido que una bestia fuera del bosque.

–Lo mejor que puedes hacer, es irte y encerrarte en tu habitación. Pase lo que pase, oigas lo que me oigas decir, no abras la puerta. No salgas. –Hizo énfasis en las últimas palabras. Recorrió los muebles de la habitación, y tomó la vela blanca que Belle había quitado para en su lugar poner la vela roja. –Una vez dentro de tu habitación, prende esta vela.

-¿E-es un hechizo de amor también? –Belle preguntó seriamente. Rumplestiltskin no pudo evitar soltar una ligera risa burlona ante la ironía de la idea.

-No me des ideas, dearie. Pero no. Es un hechizo protector. Evitará que me materialice y entre a tu habitación. De esta forma, estarás segura. –Notó como el semblante de Belle se entristecía ligeramente, lo que Rumplestiltskin confundió con inseguridad y miedo hacia él. –Oh, no hay de qué preocuparse. Estarás protegida de mí.

-Pero, tú jamás me harías daño. Estoy segura. –La respuesta de Belle le sorprendió. Sus palabras le rozaron cálidamente obligándole a desechar la máscara de burla con el que se había intentado protegerse. A protegerla. Sabía que la chica no le temía, pero no que confiara de ese modo en él después de la escena que acababa de suceder. De alguna forma que él no quería aceptar, sus palabras le hicieron feliz. Pero ahora que se encontraba bajo el efecto del hechizo, era un ser peligroso para ella. Él era un monstruo. Y podía herirla como no tenía idea.

-Yo no confiaría en ello. –Rumplestiltskin le dirigió una mirada penetrante, tratando de intimidarla pero Belle no se inmutó. Ambas miradas se sostuvieron momentáneamente, ninguno tenía intención de ceder. Él la apartaba para mantenerla a salvo, y ella, quería ayudarlo.

-¿No hay forma de romper el hechizo? –Belle, retomó la pregunta, decidida. Sabía que Rumplestiltskin mentía. –He escudado decir por ti mismo que no hay hechizo que no se pueda romper.

Ahí estaban de nuevo. Esos bellos ojos azules que siempre veían a través de él. Rumplestiltskin, dudó por un momento, asombrándose por la increíble tenacidad de su doncella. No habría forma de ganarle - Sí. Sí la hay. –Se atrevió a sincerarle. –Pero es demasiado arriesgado y peligroso.

-Lo haré. –Belle se mostró decidida. Si con ello podía terminar el sufrimiento de su amo, lo haría. Se sentía culpable y sabía que tenía que hacer algo al respecto. Y no podía solo ir a encerrarse a su habitación con los brazos cruzados.

-No. No lo harás. –Rumplestiltskin respondió cortantemente, en su tono burlesco.

-¿Cómo puedes saberlo? No puedes decidir por mí.

Rumplestiltskin, se alejó un paso de ella encaminándose hacia la puerta de la habitación. La abrió, invitándole a salir. Belle esperó sin inmutarse. Pero al no obtener respuesta, finalmente se levantó y se dispuso a salir. Sin embargo, antes de cruzar la puerta, se detuvo frente a él.

-Sabes que sí lo haré. Si tan sólo me dieras la oportunidad.

Pero Rumplestiltskin solo se limitó a observarla y seguirla con la mirada. Belle salió de la habitación de forma altiva y se dirigió hacia las escaleras que llevaban a su habitación. Pero antes de subir el último peldaño, la voz burlona de Rumplestiltskin resonó a lo largo del pasillo, dando la respuesta que tanto pedía.

-¡Porque tendrías que dormir tres noches conmigo, dearie!


Comentarios:

Tercer capítulo servido, dearies. Sé que la historia va un poco lenta, pero tengan en consideración que los capítulos son cortos (3-4 páginas) por lo que debería ser originalmente dos capítulos en uno y este sería la primera parte del segundo capítulo. Sin embargo de esta manera me permito actualizar constantemente y siento que escribo más fluido. Espero les esté gustando la historia.

Sialia

En un inocente capricho, Belle ha desobedecido las órdenes de su empleador y amo, Rumplestiltskin. Y con ello, las manecillas del amor y la pasión han comenzado a moverse en un peligroso hechizo, del cuál, sólo tienen tres noches para romperlo. ¿El resultado destruirá su relación?

Once Upon a Time - Rated: M - Spanish - Romance/Fantasy -  Rumpelstiltskin/Belle

CAPÍTULO ANTERIOR: OUAT: Hechizo de tres noches: capitulo 2
CAPÍTULO 4: próximamente...

Ir a inicio de la historia: Hechizo de tres noches: capitulo 1 Innocent whim 

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